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martes, 17 de junio de 2014

CORPUS CHRISTI DE MADRID II

La celebración del Corpus Christi en Madrid posee una gran significación desde el siglo XIII.

 Fue adquiriendo fama en Madrid a partir de que los propios reyes asistieran a las procesiones.

Archivo:Tarasca Corpus 1663(Madrid).jpg
 La procesión posee los dos protagonistas: la tarasca y la custodia.
El mal es representado con la tarasca, la custodia representando el bien suele ir detrás de la procesión.
Tradicionalmente la procesión se ha celebrado a medodía y en la actualidad de hace por la tarde.
 Las procesiones antiguamente se acompañaban de las procesiones de la Minerva (también denominadas del Dios Grande).


SU HISTORIA

La celebración ha ido cobrando poco a poco fuerza desde que en 1482 la reina Isabel la Católica presidió la comitiva, cubierta la cabeza con una toca de velluda (una especie de terciopelo), pies descalzos y portando un cirio.



 Años más tarde Carlos I participó igualmente en su procesión llevando una vara del palio.
Ya durante el reinado de Felipe II la celebración era muy popular en Madrid.
 La Custodia procesional de plata se encarga Francisco Álvarez en el año 1573, Francisco A. es el platero de las reinas Isabel de la Paz Valois y de Ana de Austria, esposas del rey Felipe II.
El encargo de la custodia fue uno de los detonantes de la popularidad de esta festividad entre los madrileños.


Se trata de una obra verdaderamente excepcional, por lo que representó para la propia historia de Madrid y también por el impacto que tuvo en la posterior evolución de la orfebrería española...
Al ser propietario el Ayuntamiento que la encargara en su día, la custodia es conservada en el Museo Municipal, sito en Tribunal, he tenido el gusto de verla in situ,aunque es cedida a la Iglesia para la procesión del Corpus Christi.


Esta tradición viene celebrándose desde 1574...En un principio salía de la desaparecida iglesia de Santa María, después de la Colegiata de S. Isidro  y últimamente de la Catedral de la Almudena..  

Felipe II en 1575 prohibe que los hombres y mujeres bailen en la procesión, es por esta razón por la que sólo los niños pudieron hacerlo.
 Prohibió que se vendieran a las puertas de las Iglesias los típicos buñuelos madrileños, así como las rosquillas y refrescos diversos.
La fiesta se comenzaba a celebrar el día anterior cuando un sacristán hacía el recorrido de la procesión en la víspera.

En la comitiva que acompañaba al sacristán había un extraño personaje denominado mojigón que va vestido con una botarga (traje de varios colores y que posee grandes botones) y llevaba una vara de la que penden diversas vejigas de carnero, a menudo golpeaba a los espectadores con ella.

 El mojigón iba acompañado de una comitiva de mujeres, diablos y ángeles.
 El sacristán iba indicando el recorrido y los lugares donde se debían colocar los altares.
Al llegar la comitiva a la iglesia, se solía realizar un combate simulado entre los diablos y los ángeles.

Uno de los personajes más asociados a la celebración del Corpus Christi madrileño es la tarasca, una de las principales figuras de la comitiva.


 Se trata de un animal fantástico con cabeza de dragón y un vientre de gran volumen. La figura se movía de tal forma que causaba espanto entre el público de la procesión. La tarasca no sólo era esta figura sino también la mujer que iba delante de la comitiva. Este personaje ya aparece en las descripciones del siglo XV.

Se menciona que el nombre proviene de la mujer santa localidad francesa de Tarascon, que salvó a varios jóvenes de una serpiente demoniaca.
Las referencias más antiguas de la tarasca corresponden a finales del siglo XVI. Esta representación de mujer-dragón supuso desde antíguo una representación de la lucha contra el mal. La tarasca ha representado la avaricia, la malicia, etc.

A partir del siglo XVII la tarasca fue vestida y peinada a la moda. Al igual que las otras figuras de la comitiva pagana.


Es a partir de aquí cuando los asistentes procuraban vestir sus mejores galas para asistir a la procesión.
Junto a la tarasca procesionaban los gigantones (decorados con oro), la gigantilla, todos ellos muñecos de gran tamaño.
Todos ellos precursores de los gigantes y cabezudos.

 Los modelos de peinados de la tarasca eran luego imitados por las mujeres de la corte durante el verano y eran solicitados a peluqueros y diseñadores de moda de la época. La tarasca fue polémica, y aunque Felipe III limitó su recorrido ante las protestas de los madrileños, Felipe IV volvió a restaurar su representación.

 La procesión era una de las más concurridas de Madrid, llegando a participar más de millar y medio de clérigos.

Carlos III mediante real cédula de 21 de julio de 1780 prohibió la representación de la tarasca y de las otras figuras de la comitiva por considerarlas indecentes.


 Durante la celebración se procedía a celebrar corridas de toros (en aquellos periodos en los que no estuvo prohibida por los papas), banquetes, representación de autos sacramentales, etc.
 Los autos sacramentales se representaban delante del Alcazar (es decir delante del actual Palacio Real) y en la Puerta de Guadalajara.

 Si a las representaciones acudía mucha gente la representación se repetía otros días. Con el tiempo el interés de estas representaciones fue decayendo y en 1676 algunas autoridades se excusaban de sus ausencias.

 Felipe V obligó a que estas representaciones se hicieran en los corrales de comedias. El coste de la celebración recaía siempre sobre el pueblo, o sobre el Ayuntamiento, en una ocasión la reina Isabel II decidió costear de su bolsillo los gastos de la celebración.
Fotos antiguas.


1913




En la actualidad se adornan las calles con alfombras de flores y transcurre por el centro de la capital de España.


Hay misa previa en la Plaza de oriente que preside el Card.-Arzobispo,Mons. Rouco Varela


Es por la tarde el Domingo de Corpus.










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